Breaking the law (trozo VI)

El cantante de Lamb of God, recomendables, volvió a la República Checa como parte de la gira del grupo hace unos días y fue detenido por homicidio involuntario de un fan hace dos años. No les habían notificado nada hasta que no volvieron a pisar suelo checo. Así que si eres de los graciosos que hace años mearon desde un puente en Praga ciego de absenta, cuidado cuando vuelvas.

Parece ser que ha pagado una fianza de 200.000 dólares que son… mucho euros. Aún así sigue en la cárcel y no le aseguran que no se pase diez años en prisión. El crimen en cuestión se produjo cuando el fan se subió al escenario, con idea de hacer mosh, seguramente, y el cantante le dio un empujón para lanzarlo al público. Algo que se repite unas 28 veces de media en el 80% de los conciertos dados, aunque sean de El Consorcio. 14 días después el muchacho falleció de un derrame cerebral. Entre que se aclaran o no, este señor sigue en la cárcel. Así que la próxima vez que os vayáis a tirar desde un escenario igual os lo pensáis dos veces, en vez de hacer balconing.

 

Breaking the Law (trozo V)

Bertrand Cantat, cantante y figura clave del grupo francés Noir Dèsir, ya la ha liado muchas veces, pero se le fue la mano en 2003.

Bertrand Cantat, livin' on a prayer

En una pelea con su pareja, la cosa se puso seria y la dejó en coma, falleciendo a los pocos días. Así que no sólo se dejaba la caña para las canciones. Se supone que fue un accidente y el tipo salió de la cárcel en 2008. Cuatro años de cárcel por homicidio involuntario. Menudo abogado más de puta madre tendría. Suponemos que al nivel de Rodríguez Menéndez. También igual tuvo que ver que el suceso ocurriese en Lituania, y no sabemos qué clase de leyes habrá por allí. O en Jordania, Birmania u OceAnia.

Se puede considerar que es una persona de esas que no hacen más que bien a su alrededor. En el año 2010, Cantat se quedó una noche a dormir en casa de su exmujer. A la mañana siguiente, uno de los hijos de la pareja la encontró muerta, ahorcada. Se abrió de nuevo una investigación y determinaron que fue un suicidio.

Después estos leves contratiempos, Bertrand decidió volver a los escenarios en 2010 y, después de verlos, decidió volver a hacer música, no sabemos si con éxito o no, ya que esto no interesa para esta sección.

Y para terminar, no nos cansaremos de repetirlo: Ser un artista, un músico o un genio, no te exime de ser un gilipollas o cosas peores, sin ánimo de juzgar al guaperas de Cantat.

Breaking the Law (trozo IV)

Isabel Pantoja no ha quemado iglesias ni se ha liado a tiros con nadie. Al menos con armas, que nosotros sepamos por la prensa. Fue acusada de blanquear 1,8 millones de euros (El País dixit). No entendemos que esto sea un delito, salvo por envidia, en este país se lleva lavando dinero toda la vida y porque el suyo quede más limpio no es motivo para querer llevarla a la cárcel. Nosotros, de hecho, el finde pasado lavamos por error un billete de 10 euros dentro de unos vaqueros. Por lo tanto, este año defraudaremos a Hacienda 10 euros. Esto funciona así, ¿no? Estamos contigo Isabel.

Breaking the Law (trozo III)

Burzum es una banda de black metal de Noruega. Puedes distinguir cuándo un grupo es de black metal muy fácilmente: si ves su logo y no entiendes lo que dice, es que es black o death; si no, es otra cosa. Una tienda de chinos o un grupo de señoras, pero otra cosa.

Una anécdota graciosísima que tienen es la de cuando el líder del grupo, que básicamente era de una persona, se lió a puñaladas con un colega dueño de una discográfica. En el juicio dijo que fue en defensa propia porque intentaba ponerle un disco de Vainica Doble que les llevaría a ambos a implosionar. Más o menos. Esto llama mucho la atención porque los nórdicos, puestos a matar, se matan a sí mismos rara vez a otros, son demasiado civilizados, como es bien sabido. Ahora que cuando se ponen la lían fina. Además el líder de Burzum fue acusado de la quema de tres iglesias. Pero con la rasca que hace en Noruega igual fue por necesidad y no por vicio. Vicio vicio.

Breaking the Law (trozo II)

Notorius, tras su paso por el Burger King

El otro en conflicto junto a 2Pac Shakur. Christopher George Latore Wallace, como le llamaban sus amigos, era representante de la costa este en el tema del rap. O del hip-hop. No los distinguimos. Eso que hacen Junior y Daddy Yankee.  El caso es que seis meses después del asesinato de Tupac también se cargaron a este hombre a tiros. Y nos referimos a la munición, no a droga de mala calidad. Con 24 años, buenos días. Poco después salió su disco de profético nombre «Life After Death» (el caso es quedar siempre por encima) y vendió una burrada. Tranquilos, sus herederos reinvirtieron todos los royalties en drogas y armas, como hubiera deseado el difunto.

Breaking the Law (trozo I)

Que tengáis claro que, ajenos a nuestra voluntad, la mayoría de los que aparecerán en esta nueva sección serán raperos. Pero con historias en plan película de Spike Lee antes de que se dedicara a hacer pantalones. La primera y la más chunga, la de Tupac Shakur. Con un enfrentamiento entre costa este y costa oeste en la escena hip hop, Tupac se mosqueó sensiblemente cuando se enteró de que algunos compañeros de profesión sabían que le iban a pegar cinco tiros y no le avisaron.

Sobrevivió, claro, no se iba a mosquear desde la tumba. Lo de sobrevivir tiene su mérito, teniendo en cuenta que le dieron dos tiros en la cabeza.

Exactamente un año después de aquel tiroteo, un tipo llamado Stretch, que era productor y amigo de Tupac, y del que este sospechaba como cabecilla de su intento de asesinato, fue asesinado en Queens. Mucha casualidad nos parece.

Rap and roll all nite and party everyday

Un poco más tarde, en el año 96, a Tupac le pillaron por banda otra vez en Las Vegas, a la salida de un combate de Tyson, y le volvieron a disparar, con distintas versiones sobre lo ocurrido: una afirma que los disparos se produjeron desde un coche en marcha, lo que en plan moderno se llama un drive-by; otra dice que las balas procedían del vehículo de un hombre con problemas de movilidad al que se le fue de las manos la cosa cuando vio que Tupac había aparcado en su plaza de minusválido. Esta vez el rapero se quedó en el sitio con 25 años. Lo que no sabemos es si se volvió a mosquear.

Nos quedamos con dos cosas suyas, una frase y un récord:

La frase: «No voy a cambiar el mundo, pero si despertaré a la persona que va a cambiarlo

El récord: ser el único artista que ha alcanzado el número uno del billboard estando en prisión. Ahí lo llevas Tupacman.